Hoy 19 de marzo se celebra en España el día del padre con motivo de la festividad de San José.
En este día tan especial, me gustaría honrar a todos los padres, pero en especial a mi padre.
Mi Padre...
ese hombre honesto, educado, justo, solidario, diplomático, humilde; esa persona que me da el mejor ejemplo de vida; que me ha inculcado los mejores valores; que se desvive por su familia; que siempre ha respetado mis decisiones y me ha apoyado en ellas; que me ha regalado la mejor educación posible; que cada día me sorprende más con su amor, cariño, dedicación... todo altruísta y desinteresadamente... amor de padre. Y con quien gracias a la vida, la madurez, o quizá también la distancia geográfica; cada vez tengo una relación mejor.
GRACIAS PAPÁ, TE QUIERO.
SIN LUGAR A DUDAS, SOS UNA DE LAS MAYORES INSPIRACIONES DE MI VIDA.
También me gustaría acordarme de mis abuelos. Ayer mi madre me envió una foto de su padre, así que también me gustaría recordarlo de esta manera...
Alejandro Vaesken |
Para terminar, me gustaría compartir con vosotros este precioso texto y regalarselo con todo mi cariño a los padres, a los hijos, a vosotros...
Papá olvida
Escucha, hijo: voy a decirte esto mientras duermes, una manecita metida bajo la mejilla y los rubios rizos pegados a tu frente humedecida. He entrado solo a tu cuarto. Hace unos minutos, mientras leía mi diario en la biblioteca, sentí una ola de remordimiento que me ahogaba. Culpable, vine junto a tu cama.
Esto es lo que pensaba, hijo: me enojé contigo.Te regañé cuando vestías para ir a la escuela, porque apenas te mojaste la cara con una toalla.Te regañé porque no te limpiaste los zapatos. Te grité porque dejaste caer algo al suelo.
Durante el desayuno te regañé también. Volcaste las cosas. Tragaste la comida sin cuidado.
Pusiste los codos sobre la mesa. Untaste demasiado el pan con la mantequilla. Y cuando te ibas a jugar y yo salía a tomar el tren, te volviste y me saludaste con la mano y dijiste: “¡Adiós, papito!” y yo fruncí el entrecejo y te respondí: “¡Ten erguidos los hombros!”
Al caer la tarde todo empezó de nuevo. Al acercarme a casa te vi, de rodillas, jugando en la calle. Tenías agujeros en las medias. Te humillé ante tus amiguitos al hacerte marchar a casa delante de mí.Las medias son caras, y si tuvieras que comprarlas tú, serías más cuidadoso. Pensar, hijo, que un padre diga eso.
¿Recuerdas, más tarde, cuando yo leía en la biblioteca y entraste tímidamente, con una mirada de perseguido? Cuando levanté la vista del diario, impaciente por la interrupción, vacilaste en la puerta.“¿Qué quieres ahora?”, te dije bruscamente.
Nada respondiste, pero te lanzaste en tempestuosa carrera y me echaste los brazos al cuello y me besaste, y tus bracitos me apretaron con un cariño que Dios había hecho florecer en tu corazón y que ni aun el descuido ajeno puede agostar.Y luego te fuiste a dormir, con breves pasitos ruidosos por la escalera.
Bien, hijo: poco después fue cuando se me cayó el diario de las manos y entró en mí un terrible temor. ¿Qué estaba haciendo de mí la costumbre? La costumbre de encontrar defectos, de reprender; ésta era mi recompensa a ti por ser un niño. No era que yo no te amara; era que esperaba demasiado de ti. Y medía según la vara de mis años maduros.
Y hay tanto de bueno y de bello y de recto en tu carácter. Ese corazoncito tuyo es grande como el sol que nace entre las colinas. Así lo demostraste con tu espontáneo impulso de correr a besarme esta noche. Nada más que eso importa esta noche, hijo. He llegado hasta tu camita en la oscuridad, y me he arrodillado, lleno de vergüenza.
Es una pobre explicación; sé que no comprenderías estas cosas si te las dijera cuando estás despierto. Pero mañana seré un verdadero papito. Seré tu compañero, y sufriré cuando sufras, y reiré cuando rías. Me morderé la lengua cuando esté por pronunciar palabras impacientes. No haré más que decirme, como si fuera un ritual: “No es más que un niño, un niño pequeñito”.
Temo haberte imaginado hombre. Pero al verte ahora, hijo, acurrucado, fatigado en tu camita, veo que eres un bebé todavía. Ayer estabas en los brazos de tu madre, con la cabeza en su hombro. He pedido demasiado, demasiado.
W. Livingston Larned
ale me ha encantado!! enhorabuena por tu comiezo de blog! lo seguiré!!
ResponderEliminarpd) que guapo tu abuelo!
vicky
Muchas gracias Vicky!!! qué ilusión mi primer comentario! jajaja estoy super ilusionada con mi blog así que por eso me alegro de que te haya gustado!!! besotes
ResponderEliminarAle